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Una propuesta diferente

Tres candidatas de largo recorrido en la política gala, al asalto de París

La actual regidora de la capital francesa y dos exministras, una del equipo de Macron y otra de Sarkozy, se enfrentan en las urnas

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La alcaldía de París se juega en femenino. Salvo tremenda sorpresa, en el Hotel de Ville de la capital gala volverá a sentarse una mujer tras las próximas elecciones municipales. Tres pesos pesados encabezan la carrera por el mayor ayuntamiento de Francia. Mientras la derecha sueña con reconquistar con Rachida Dati la capital que perdieron en 2001 y arrebatarle el sillón a la socialista española Anne Hidalgo, el macronismo busca recuperarse del escándalo sexual de su hasta ahora candidato con una nominación sorpresa, la exministra de Sanidad Agnès Buzyn.

El duelo clásico izquierda-derecha, que parecía muerto tras la irrupción del partido de Emmanuel Macron en las últimas legislativas, vuelve a perfilarse en París. Los últimos sondeos sitúan a Dati como la gran contrincante de la actual alcaldesa. Discreta en su campaña, la que fuera ministra de Nicolas Sarkozy se ha prodigado poco en entrevistas y platós televisivos, pero su campaña ha ido cogiendo fuerza en los últimos meses hasta situarse primera en intención de voto para los comicios que arrancan el próximo domingo en primera vuelta y tendrán su cita decisiva el día 22.

A pesar de que en los últimos años se ha mantenido en un segundo plano desde su cargo de eurodiputada de Los Republicanos (LR) y alcaldesa del distrito 7 de la capital, Dati es una de las personalidades más conocidas de la política francesa. A cargo de la cartera de Justicia de 2007 a 2009, Dati se convirtió en un modelo de la «integración a la francesa» al pasar a ser la primera mujer de origen magrebí que ocupaba un puesto importante en el Gobierno galo.

Su embarazo durante su etapa de ministra -y sin que se le conociera públicamente pareja- hizo de ella el centro del foco mediático, mientras la prensa buscaba al padre de su criatura entre las personalidades más diversas, incluido -y desmentido- el expresidente José María Aznar.

Con el impulso de París, Dati ha logrado insuflar algo de vida y esperanza a su partido. Los conservadores apenas han conseguido levantar cabeza desde el escándalo por el desvío de fondos que acabó con la carrera del exprimer ministro François Fillon, con las esperanzas de la derecha de hacerse con la presidencia y que provocó la posterior desbandada de muchos de sus primeros espadas hacia el proyecto de Macron. A pesar de liderar las encuestas, Rachida Dati no lo tendrá nada fácil, ya que apenas podrá sumar apoyos en la segunda vuelta.

Su principal adversaria es la actual alcaldesa, que defiende un legado de seis años en el que la ecología ha tenido una papel preponderante, pero que ha generado también enormes críticas. La peatonalización de sectores enteros y la creación de cientos de kilómetros de carril bici han provocado la cólera de muchos conductores, las constantes obras han empeorado el tráfico, la limpieza de la ciudad deja mucho que desear y el metro cuadrado supera ya los 10.000 euros en todos los barrios. Pero París, a fin de cuentas, es también una ciudad en la que solo el 15% de las familias usan el coche para ir a trabajar, y los parisinos han sabido apreciar, en su mayoría, el esfuerzo por reducir el espacio para los vehículos y por hacer más verde la ciudad.

Bajo su mandato, la capital también ha sufrido el espanto del terrorismo en 2015 y las consecuencias económicas y sociales del movimiento de los 'chalecos amarillos' en 2019, además de la proliferación de campamentos de refugiados y migrantes, una crisis nacional y europea que ha golpeado especialmente París. Hidalgo es, además, una superviviente del socialismo francés, en descomposición tras el mandato de François Hollande, aunque para esta campaña ha tenido que aliarse con los comunistas. Pese a la competencia de Los Verdes, su ecologismo le beneficia para una hipotética segunda vuelta, en la que podría aliarse con ellos para conseguir mantenerse al frente de la alcaldía.

Un buen recibimiento

 

Las encuestas han recibido bien a la última en llegar a la carrera por el Ayuntamiento, Agnès Buzyn, mejor incluso que a su antecesor. La crisis del vídeo sexual de Benjamin Griveaux no parece haber afectado a las posibilidades de La República en Marcha (LREM) de hacerse con la alcaldía, que ya eran, antes del escándalo, moderadas.

El partido presidencial no existía en las anteriores municipales de 2014 -Macron no era ni siquiera ministro de Economía entonces-, y ahora, salvo por la excepción de Lyon, no tiene muchas esperanzas de hacerse con el control de las grandes ciudades del país. Macron quería dar la campanada con París, pero será complicado.

A su favor cuenta con la imagen sólida y empática que proyecta la exministra de Solidaridades y Sanidad, que ha tenido que enfrentarse a algunas de las principales crisis que golpean al Ejecutivo, como la del coronavirus y la reforma del sistema de pensiones. Que haya abandonado el gobierno sin que se hayan resuelto es, sin embargo, una crítica recurrente. Médico hematóloga de profesión, Buzyn asegura que su modelo para la alcaldía es el socialista Bertrand Delanoë (mentor y antecesor de Hidalgo) y esta es realmente su primera campaña electoral.

Tras su nombramiento a la carrera, la exministra ha tenido que asumir el proyecto de Griveaux y ahora pelea por intentar acercar a Cédric Villani a su campaña. Por el momento no lo ha conseguido. El brillante matemático y diputado, que fue expulsado en enero de las filas de LREM por su negativa a retirar su candidatura en favor de la de Griveaux, se mantiene firme en la carrera por conseguir el liderazgo municipal, aunque los números no le acompañan. Apenas alcanza el 7% de intención de voto, pero en una segunda vuelta podría favorecer a Buzyn.

Fuente: HOY

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